domingo, 30 de mayo de 2004

Sobre Böll, hace años, en el monte

[de una carta escrita en el bajo Anchicayá:]
he terminado de leer billar a las nueve y media de böll y he sentido, de nuevo (desde hace cuánto las punzadas? desde hace cuánto imagino que te hablo?) el impulso de escribirte... böll me inunda. apenas puedo soportar sin dolor sus personajes puros... me siento cansado. he sentido fiebre y me he sentido feliz sintiéndome enfermo y con fiebre. agradecí el alivio de una hora nocturna en que me desperté sintiendo un tenue sudor en mi cuerpo y cómo se evaporaba y fuí feliz diciéndome 'ya pasó la fiebre', porque de estar enfermo me asustan todavía las pesadillas de sensaciones... ya ves cómo escribo torpemente, me siento cansado y aún estoy como en trance después de haber abrazado a böll durante horas, olvidando el dolor y la fiebre. [...]
böll durante varios días. qué cansancio! qué dolorosa es la realidad que acarician las palabras. quiero morir y reencarnar en un personaje de böll. [...]
qué asco tan visceral y luego tan tranquilo, luego de leer a böll, hacia la gente, mis congéneres, mis compatriotas de mierda asesinos de niños. antes de leer, durante, siempre. mi misantropía de aficionado, mi budismo de cartilla... mi tedio insoluble porque se requiere coraje para asesinar al tiempo y yo no soy hombre.
qué alivio estar en el monte.

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