como has parido
será ella quién padecerá.
la suya es una cuenta regresiva
hasta la caída,
hasta que aprenda
a maquillarse de excrementos,
a dar besos de cadáver,
a drogarse de sífilis y exhostos,
a lavar llagas ajenas y propias
con el vinagre de sus venas.
entonces
ya ni podrás arrodillarte
a pedir perdón
por parirla de tu pobre asquerosa carne.
y reíra ella la que fue tu misma risa hueca,
reirá
sobre tus lágrimas.
miércoles, 20 de abril de 2005
sábado, 16 de abril de 2005
besarás
besarás otras pieles,
otros labios.
otros sudores salarán tu cuerpo,
y no bastarán, no serán suficientes
para saciar tu vacío,
tu sed mitológica de criatura voraz
que no acaricia sino que desgarra.
y te apartarán con asco nuevamente
cuando descubran el engaño:
ese simulacro de belleza,
vacía, rota, podrida
y, que a pesar de vos,
a nadie toca, a nadie hiere
más allá de una naúsea que se olvida.
otros labios.
otros sudores salarán tu cuerpo,
y no bastarán, no serán suficientes
para saciar tu vacío,
tu sed mitológica de criatura voraz
que no acaricia sino que desgarra.
y te apartarán con asco nuevamente
cuando descubran el engaño:
ese simulacro de belleza,
vacía, rota, podrida
y, que a pesar de vos,
a nadie toca, a nadie hiere
más allá de una naúsea que se olvida.
miércoles, 13 de abril de 2005
Todo
Kurosawa: Ran (1985)
Así como Eurípides, Dreyer y Von Trier se desencuentran en Medea, en esta película absoluta Kurosawa se encuentra con Shakespeare. Todos los personajes adquieren una dimensión total, las imágenes nos construyen el laberinto y no queda más que sumergirnos en una de las experiencias estéticas más sublimes, en la lucidez penetrante de un maestro que nos convierte a su arte.
Esta película fue hecha con una consciencia desmesurada de lo que es la belleza posible en la imagen y la palabra. Y nos cuenta todo: el amor, el perdón, la venganza, la dignidad, la tragedia.
Con gratitud reverencial queda en nuestra memoria más profunda y acaso, y a pesar, como una pieza de Bach, de todo lo demás que somos, mientras dura el arte y su embriaguez somos ese ángel caído y triste dentro de esta carne que se pudre. Así nos revela y así, por ese instante, nos absuelve.
Así como Eurípides, Dreyer y Von Trier se desencuentran en Medea, en esta película absoluta Kurosawa se encuentra con Shakespeare. Todos los personajes adquieren una dimensión total, las imágenes nos construyen el laberinto y no queda más que sumergirnos en una de las experiencias estéticas más sublimes, en la lucidez penetrante de un maestro que nos convierte a su arte.
Esta película fue hecha con una consciencia desmesurada de lo que es la belleza posible en la imagen y la palabra. Y nos cuenta todo: el amor, el perdón, la venganza, la dignidad, la tragedia.
Con gratitud reverencial queda en nuestra memoria más profunda y acaso, y a pesar, como una pieza de Bach, de todo lo demás que somos, mientras dura el arte y su embriaguez somos ese ángel caído y triste dentro de esta carne que se pudre. Así nos revela y así, por ese instante, nos absuelve.
Del deber de estrangular a los hijos
Von Trier: Medea (1988)
Aún quizás Von Trier, a pesar de ser capaz de componer algunas de las más bellas imágenes del cine, no era capaz de componer personajes y de hilarlos para sumergirnos en el maëlstrom de su visión desgarrada del mundo. Medea se fragmenta, los demás son intrascendentes. Excepto los niños en la escena en que los estrangula. Y pensaba en Cioran y en un poema de alguien que ha viajado conmigo: no hay peor crimen, no hay mayor infamia que traer un hijo al mundo.
"Sé lo que vas a hacer", dice el mayor de los niños. Y va por su hermano que se aleja del cadalso.
Luego, calmadamente: "Madre... ayúdame". Y ata la cuerda al árbol y la pasa alrededor de su cuello.
Y descansa.
Aún quizás Von Trier, a pesar de ser capaz de componer algunas de las más bellas imágenes del cine, no era capaz de componer personajes y de hilarlos para sumergirnos en el maëlstrom de su visión desgarrada del mundo. Medea se fragmenta, los demás son intrascendentes. Excepto los niños en la escena en que los estrangula. Y pensaba en Cioran y en un poema de alguien que ha viajado conmigo: no hay peor crimen, no hay mayor infamia que traer un hijo al mundo.
"Sé lo que vas a hacer", dice el mayor de los niños. Y va por su hermano que se aleja del cadalso.
Luego, calmadamente: "Madre... ayúdame". Y ata la cuerda al árbol y la pasa alrededor de su cuello.
Y descansa.
si cayera lentamente
caería.
rompería un vidrio
como se rompe un pacto
como se abandona una mano.
y la gravedad sería un caballo
un mar
una tempestad de luciérnagas.
yo sonreiría,
al cielo,
mientras caigo,
una sonrisa que quedaría en la sangre sucia
en los dientes esparcidos
y en un pájaro que grita.
rompería un vidrio
como se rompe un pacto
como se abandona una mano.
y la gravedad sería un caballo
un mar
una tempestad de luciérnagas.
yo sonreiría,
al cielo,
mientras caigo,
una sonrisa que quedaría en la sangre sucia
en los dientes esparcidos
y en un pájaro que grita.
lunes, 4 de abril de 2005
ocurre
llegas, y me llamas:
no recuerdo mi nombre
no recuerdo tu voz
sólo recuerdo que antes venías cuando yo no estaba.
no recuerdo mi nombre
no recuerdo tu voz
sólo recuerdo que antes venías cuando yo no estaba.
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