martes, 31 de enero de 2006

nosotros, múltiples, el mismo

Ursula K. Le Guin ( 1929- ): Las cuatro y media (Half Past Four, 1987)
Con cinco nombres (Stephen, Ann, Ella, Todd, Marie) ocupados por distintos personajes, Úrsula K. Le Guin entrelaza ocho historias que relatan las ataduras suaves y violentas de las familias en que encarnamos, los lazos tiernos y dolorosos de los amores que tejemos, los espejos y los vacíos en que buscamos sexualmente quién somos y a quién deseamos, a los seres abrazados, temidos y marginados por ser mentalmente distintos. También son ocho relatos entretejidos por las edades que van desde el feto hasta el ocaso, por las frases y los sentimientos que todos repetimos.
Quizás Le Guin, entre otras cosas, haya querido jugar con la imagen que contruímos alrededor de un personaje evocado por un nombre, para luego convertirlo en otro con el mismo; quizás haya querido señalarnos el invisible contínuo que nos conecta a todos y nos hace el mismo. Un tibio juego de espejos donde nos convertimos de hijo en padre y abuelo, y permutamos entre madre y hermana, entre enamorado y verdugo.
Un suave viaje (en que se corre el riesgo de herirse, sin darse cuenta, la piel o las entrañas) hacia los otros y dentro de nosotros mismos.

una fábula del encierro

Juan Pablo Rebella & Pablo Stoll: Whisky, 2004
Más que los diálogos y la acción, ocurren más los silencios que nos señalan el óxido de la rutina, de los años que no envejecen, sino que aniquilan. Hay dos prisioneros de sí mismos: Jacobo ya no sabrá ver la luz, Martha se encadilará un poco y bailará sin darse cuenta, y quizás, al final, no regrese a la prisión de los días que se repiten sordos.
Una película que deja cabos sueltos, para que terminemos de construir las situaciones, los personajes, para que habite ese otro tiempo cinematográfico que somos nosotros mismos, donde habitan las películas que valen verse y quererse tanto.