martes, 27 de julio de 2004

rito

primero me arranqué los párpados.
luego me arranqué los ojos.
después te arranqué a vos
de mi vacío.

urbe

en una ciudad interminable
una multitud dispersa de niños de ojos vacíos
tose muda y escupe pus amarillo.
los pájaros trabajan nidos de óxido y de ruido.
un humo espeso convierte lentamente a los árboles
en visceras muertas de hastío,
el agua en metales podridos.
las perras preñadas de fetos y alfileres
se desgarran a cansadas dentelladas los vientres.

y nadie escucha.
nadie siente.
no hay testigos.

domingo, 25 de julio de 2004

11 directores, 11 países, 11 visiones

11'09''01 (2002)
Hasta leer un review (el de Zen Bones en imdb.com) no acabé de realmente ver la película.  Es bueno tener más ojos y más piel que éstos, más manos, más aliento.  Sólo voy agregar a tan hermoso review que en estas visiones de nuevo nos recordamos que somos dos: ellos y nosotros, nosotros y ellos, víctimas y victimarios, y nos permutamos, nos transformamos en el espacio de horas o días o años en uno u otro.  Inflingiendo el dolor, sufriéndolo.  En todas las formas posibles recorremos el horror de ser humanos, de ser colectivos, colectivos el odio, el miedo, el amor, el desprecio, el olvido, la memoria, la esperanza, ser o haber sido niños.  Vos mirás la película y sos todos o podés serlos.
Cuánta falta nos hacen las películas que narren lo humano, sin maquillajes. No lo que deberíamos ser, sino lo que somos, receptáculos de secreciones y líquidos (sangre, semen, babas, lágrimas).  Pero el cine, que tanto espejo debería ser, es casi todo una farsa sobre un animal ficticio.  No queremos mirarnos, ni mirar a los otros.  Durante los once minutos, once segundos, una imagen, insistidos once veces, nos vemos.  Hay para todos.  Para mí la historia del hombre que sobrevive a la muerte y malvive la ausencia bajo una sombra... luego bendice, lentamente, el sol el encierro... la luz, la luz... la luz duele.
Pero es cierto, Huesos: ese sólo corto no habría bastado.  Desiguales en técnica y argumento, juntos son el espejo.

jueves, 22 de julio de 2004

cómo se demora el tiempo

los vasos rotos cubiertos de polvo
las heridas envejecidas
los muros gastados
las sillas vacías
tus dientes
tus manos
tu frío

lunes, 19 de julio de 2004

caída

me aferro a vos
cayendo en mis labios
callando
huyendo
me aferro a vos
me pierdo

viernes, 16 de julio de 2004

Cortázar: Subir hacia atrás

Julio Cortázar (1914-1984): Más sobre escaleras, en Último Round (1969)
A pesar de la grave y dolorosa advertencia de Cortázar, atardeceré sentado en el primer peldaño de tu escalera, de ti, escalera-mujer, mujer escalera, para ver cómo desaparecen los ruidos, para ver cómo todo, a pesar de sí mismo y de la luz en el poste, se vuelve oscuro.  En el silencio absurdo de los escasos ruidos subiré peldaño a peldaño, peldaño por peldaño, multiplicándolos, oscureciéndolos, subiré de espaldas siguiendo los presagios de Cortázar, desnudándote, desnudándome, hiriendo el miedo con mis pies torpes.  Y te contaré mientras asciendo historias con esta voz frágil que de tanto en tanto insulta al silencio, con esta voz que un día será para ti, como mis ojos, un número más en el inventario innumerable de tus recuerdos. Historias sobre la vida y sobre la noche, historias que se pertenecen a sí mismas y que se burlan de la muerte, de la idea de la muerte, de esa multitud devastadora de ángeles de la muerte. Te hablaré de esas cosas dolorosas que no queremos tocar porque nos esconden.  Y cuando termine de ascender, o antes, podrás traicionarme o engañarme, no importa... o podrás, algo después de que en el escalón 39 haya acariciado con mi lengua tu vientre y tus dientes y te haya leído a Salinger, dejarme ver cómo amanece desde la azotea el sol sobre tu piel mientras tu duermes.

miércoles, 14 de julio de 2004

nocturno

ahora
has que la gravedad olvide al mundo 
dame
una lluvia de mar cayendo al cielo
una lenta tempestad
de peces ahogándose
de utensilios dispersos
el asco y la tristeza de las alcantarillas
flotando libres, ascendiendo
los papeles
las palabras
los cosas en que se terminan por fingir los recuerdos
el tiempo

los gritos que se guardan

fuiste desapareciendo en la oscuridad sucia de lámparas, cayendo al vacío. no volví a verte, no quisiera jamás haberte visto. los ojos me duelen de recordarte. las manos se me deshacen por no haberte detenido.

martes, 13 de julio de 2004

vos sos

vos sos el otro lado de mi fiebre,
de mi cansancio,
de mi hastío.

sos cada pausa entre las palabras que me saben a sangre
y luego,
el silencio definitivo.

vos sos todas las caricias del mar sobre este cuerpo,
más que desollado,
herido.

sos otro tiempo distinto,
donde en lugar de pudrirme me ausento,
me desagrego,
me asesino.

sábado, 3 de julio de 2004

deténme

se fiel a mi angustia.

mis huellas se borran cada vez que te acaricio.