domingo, 25 de julio de 2004

11 directores, 11 países, 11 visiones

11'09''01 (2002)
Hasta leer un review (el de Zen Bones en imdb.com) no acabé de realmente ver la película.  Es bueno tener más ojos y más piel que éstos, más manos, más aliento.  Sólo voy agregar a tan hermoso review que en estas visiones de nuevo nos recordamos que somos dos: ellos y nosotros, nosotros y ellos, víctimas y victimarios, y nos permutamos, nos transformamos en el espacio de horas o días o años en uno u otro.  Inflingiendo el dolor, sufriéndolo.  En todas las formas posibles recorremos el horror de ser humanos, de ser colectivos, colectivos el odio, el miedo, el amor, el desprecio, el olvido, la memoria, la esperanza, ser o haber sido niños.  Vos mirás la película y sos todos o podés serlos.
Cuánta falta nos hacen las películas que narren lo humano, sin maquillajes. No lo que deberíamos ser, sino lo que somos, receptáculos de secreciones y líquidos (sangre, semen, babas, lágrimas).  Pero el cine, que tanto espejo debería ser, es casi todo una farsa sobre un animal ficticio.  No queremos mirarnos, ni mirar a los otros.  Durante los once minutos, once segundos, una imagen, insistidos once veces, nos vemos.  Hay para todos.  Para mí la historia del hombre que sobrevive a la muerte y malvive la ausencia bajo una sombra... luego bendice, lentamente, el sol el encierro... la luz, la luz... la luz duele.
Pero es cierto, Huesos: ese sólo corto no habría bastado.  Desiguales en técnica y argumento, juntos son el espejo.

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