miércoles, 24 de noviembre de 2004

Un largo tedio de rojo preludio...

KS Robinson (1952- ): Marte Rojo (Red Mars, Premio Nébula 1993)
No debería escribir sobre libros que no me gustaron. No sé si con ésta comience una serie agria de reseñas desencantadas... pero. Pero MR fue premio Nébula y sus dos secuelas, Green Mars y Blue Mars, Hugos. Sobre éstos dos últimos tengo una esperanza que se amenaza a sí misma, ya veremos. Entretanto queda el esfuerzo vano de perseguir obstinadamente, durante 577 páginas, una historia que llegara a alguna de mis vísceras...
Los personajes principales se extinguen con languidez en una vejez heroica, en un sentido media y gringo del adjetivo, sin adquirir jamás profundidad, sin transformarse a sí mismos tras décadas en un planeta de leve atmósfera y gravedad. Leves llegan, leves permanecerán gravitando. El libro quiere adquirir un tono más profundo en su parte final, con sus revoluciones más torpes y confusas que épicas, con sus catástrofes planetarias... amenaza una dimensión que no logra... Pero cuando sus personajes deambulan meses en el tedio prófugo y perdido al menos parecen haber logrado su propósito de mimetizarse en el paisaje del tono del libro.
Robinson logra algo titánico: concibe técnicamente la colonización de Marte, con algo de escenario social, pero sus actores son pintaditos, su historia esquemática, pobre. Insisto, la buena ciencia ficción lleva al humano a escenarios que le permiten deambular otras dimensiones de su antropoide psique. Robinson desperdicia esa magnífica oportunidad. Un crítico citado en la solapa afirma que parece que Robinson hubiera estado allí, entre los primeros colonos de Marte y hubiera regresado para contarnos... Sí, exactamente: igual le hubiera dado escribir sobre la Bogotá del siglo 16, pero su talento no habría captado lo profundo.
Pero quiero pensar que no fue sino un largo y aburrido prólogo a algo más denso, verde o azul. Espero.

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