Somos un animal terrible.
Ocurre la rabia.
Sangre en la ventana.
Somos
una sola bestia. La misma.
Mírame.
Espejo. Dime
qué no decir.
Grítame hasta hundirte
en tu vómito de rabia.
Ámame.
Húndeme a mí
también
Sé.
Pero llámame
y en ese conjuro inútil de mi nombre
sálvame
sálvame
dios de los ateos
Sálvame
a mí
también.
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