jueves, 10 de abril de 2008

La única partida

François Ozon (1967 - ): Les temps qui reste (2005)

Una pelí­cula equilibrada, de escasas fórmulas, sincera, sin melodramas, doméstica. El ritmo de la narración permite dejar que las imágenes y la historia tejida sin pretenciones permeen la piel. Me gustó el tono pansexual (estoy estrenando palabra) y la carga suavemente erótica que tiene (o deberí­a tener) toda relación humana y que siento que Ozon plasma en tantos encuentros que narra.
Entre tantas formas de morir me gusta esa, en una justa soledad, a la medida de las propias limitaciones, a la luz y a la sombra del cinismo y su lucidez, bajo la infrenable ternura a la que nos condena la piel, consecuente con las contradicciones que nunca podremos resolver.

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