lunes, 31 de diciembre de 2007

La noche y la inocencia

Tonino Benacquista (1961- ): Los mordiscos del alba (Les morsures de l'aube, 1992)

Desde que tengo gatos, ya lo he dicho, encarnan para mí la inocencia. Y tengo un amigo, si cabe el término para alguien que conozco y quiero pero que es aún distante, que con alguna frecuencia despilfarra sus noches entre putas. Tengo otro amigo que hacía lo mismo entre calles sucias, suficiente alcohol para olvidar todo y despertar en potreros. Evocaciones.

María Teresa Gallego Urrutia hace una traducción que debe ser impecable, en españolete que a veces me perdía, pero con el tono vociferante y lánguido de la noche, de esa noche inmensa interrumpida por los días en que marcha alucinado e intenso el relato de un tipo inocente que tiene un amigo y que viven juntos de parasitar trago y comida colándose en fiestas y eventos parisinos, un tipo al que por una lealtad que no bien entiende le tocará hundirse más en la noche, en su rostro sórdido y violento, para seguir un rastro y recuperar a su amigo. Un ritmo desenfrenado, unos personajes precisos a pinceladas feroces, salpicadas de peroratas justas sobre como la vida de día se desperdicia y de noche, aturdidamente, se vive, sobre cómo en últimas, siempre, cualquier vida, intensa, inocente, feliz, cínica o santa es un desperdicio, pero hay vidas que son bengalas y uno de leerlas sonríe, estallan, brillan un instante sin iluminar y con eso basta.

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