Una urgencia de incinerarse
una llama triste y fría
que lo último que arda
sean las palabras
que comience por mis manos
que se demore en la mirada
que me quede ciego de tristeza
mientras se me calcinan las entrañas
que te llame y no vengas
que no queden cenizas
ni olor
ni memoria
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1 comentario:
Me abismé en todo el silencio guardao detrás de este poema.
A veces, (me parece) las encrucijadas son del exclusivo ámbito del alma.
Sentimiento en carne viva.
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